Recordando a un pionero Semanas atrás, el Sport recibió la feliz visita de Jorge Lewis, hijo de John, un inmigrante galés que en la década del 30´ revolucionó al club y al tenis villamariense. Como si de un viaje en el tiempo se tratara, el Sport palpitó épocas distantes de la mano de una muy agradable visita. Fue hace algunas semanas atrás, cuando tras larga ausencia volvió a pisar las instalaciones de Barrio Palermo el querido Jorge Lewis. Se trata del hijo de John Lewis, recordado por ser uno de los principales impulsores del tenis a nivel local.
Y es que John, nacido en Gales a principios del siglo XX, encarnó toda una revolución por estos pagos a mediados de la década del 30´, al difundir aspectos técnicos del “deporte blanco” hasta entonces desconocidos en nuestra región. Acompañado por sus amigos René Manfredi y Emilio “Lalo” Vodanovic (socios históricos de la institución), repasa la gesta de su padre en esta entrevista.
Bienvenido Jorge. Contanos, desde el principio, la historia de tu papá y su relación con el Sport.
Mi padre nació en Gales en 1908, y llegó a Villa María en 1935. Vino a la Argentina por su trabajo en el ferrocarril. Entonces entabla relaciones con distintas personas del Sport, entre ellos Lorenzo Sicbaldi, uno de los principales impulsores para que John comience a enseñar tenis.
¿Y por qué fue tan importante su intervención en esos menesteres?
Porque él fue quien trajo conocimientos técnicos que por ese entonces eran ignorados totalmente. El Club se funda en el año 1929, y hasta la llegada de mi padre el tenis se jugaba de manera muy informal, sin los métodos propios de la disciplina. Es decir: golpes, posiciones, manejo de los pies… nociones que para un jugador británico resultaban básicas, pero que en esos tiempos eran desconocidos no solo en Villa María, si no en casi todo el país.
Se podría decir que John fue todo un pionero.
Se podría decir que sí. Hay que tener en cuenta que esto del tenis era muy nuevo. Saque, volea, revés… él instruyó sobre los aspectos fundamentales del juego. John venía de una familia de tenistas, y el mismo era un muy buen jugador en Reino Unido.
¿Qué otros aportes realizó en la materia?
Bueno, además de enseñar, fue quien impulsó la participación del Sport en torneos. Aquello, para la época, significó un cambio enorme. También, fue él quien diseño el escudo del club, en el año 1939.
La pregunta ahora es para René: ¿Cuál era la reacción de los socios ante estos cambios?
Los jugadores estaban sorprendidísimos. Imaginate que hasta entonces jugábamos “así nomás”, por decirlo de alguna manera. John nos abrió un mundo nuevo, la posibilidad de salir a competir fuera del club… de hecho, la del 35 fue la primera camada importante de jugadores que tuvimos.
¿Y usted Lalo? ¿Qué recuerdos tiene de esos años?
En principio me gustaría decir que a John le corresponde buena parte del crédito en el crecimiento que tuvo el club. Vale recordar que por entonces el Sport estaba muy lejos de ser lo que es ahora: Apenas teníamos tres canchas, las instalaciones eran muy básicas. Con decirte que no existían ni el Barrio Palermo ni el Anfiteatro. Quedábamos muy lejos del centro, de la ciudad. En fin, épocas bien distintas.
Jorge, continuemos con el relato ¿Qué ocurrió luego de esos primeros años?
Tras casi cinco años, el ferrocarril traslada a mi padre a Córdoba. Allí se casa con María Ester Mónaco, mi madre, quien también era jugadora de tenis. Después de eso, y por caprichos de la vida y del trabajo, volvió pocas veces al club, pero siempre conservó la amistad con sus compañeros de Villa María. John viajaba mucho por el tema laboral, y luego vivió también en Buenos Aires. Disfrutó del tenis hasta que le dio la salud, y falleció en 1983, con 73 años, tres hijos y un hermoso camino recorrido.
¿Qué se siente para vos haber regresado al club después de tantos años?
Una gran emoción. Había venido algunas veces desde que falleciera mi padre, pero es siempre una alegría que me convoquen. En especial cuando la invitación viene de la mano de personas como René y Lalo, a quienes agradezco profundamente al igual que a todos los que forman parte del Sport. Mis felicitaciones por lo hermoso que está el club, lleno de vida, de chicos, de familia, de actividades. Realmente es un gustazo poder visitarlos, ver el crecimiento que tienen y compartir estos recuerdos. Muchísimas gracias a todos.
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